Un Colegio cumple la función de guiar la conducta y los lineamientos de una disciplina, estando en condiciones de adherir o discutir un código de ética profesional. Es el único organismo que puede asesorar a los poderes públicos en asuntos de cualquier naturaleza que estén relacionados con el ejercicio, colaborar con las autoridades universitarias para la redacción de planes de estudios, el alcance de títulos e incumbencias, ejercer la protección y defensa de los profesionales colegiados y asumir su representación ante entidades públicas o privadas.
Otra de sus funciones es estimular el progreso científico, la actualización o perfeccionamiento y el desarrollo social y cultural de sus integrantes.
Uno de los roles más importantes y beneficiosos para la comunidad, lo constituye la capacidad de regular una profesión, ejerciendo el gobierno de la matrícula y la vigilancia del cumplimiento del marco legal de nuestro ejercicio profesional.
Todas estas funciones se realizan sobre el principio de la democracia participativa, el de la solidaridad y el bienestar general, ya que la existencia de la colegiación sólo persigue como objetivo el bien común; en este caso beneficiando a nuestra comunidad que necesita más enfermeras y enfermeros calificados y con oportunidades claras de desarrollo, para que una vez recibidos permanezcan en nuestra sociedad.
Todo esto solo es posible a partir de la consolidación de un colectivo organizado que pueda discutir puertas adentro las mejores estrategias de posicionamiento y se transforme en la voz pública del quehacer y sentir de nuestra disciplina.
Este último propósito será más sencillo de alcanzar, si consolidamos nuestro Colegio como un espacio donde se pueda debatir acerca de cómo fomentar la disciplina, donde enfermeras y enfermeros expertos o especializados en diversas áreas, nos ayuden analizar e interpretar las realidades dentro de cada contexto territorial, para asesorar a las autoridades contribuyendo al desarrollo de políticas que contemplen nuestra situación.
Esto nos va a permitir la reflexión y el debate acerca de cómo estamos formando nuestro Capital Humano, y qué estrategias podemos desarrollar para que el ejercicio de la enfermería se ajuste a nuestro marco normativo y jurídico. Para que se respeten nuestras incumbencias en todos sus niveles, desde el punto de vista del cuidado, la gestión, la docencia y la investigación.
¿Por qué es importante que nuestro colectivo discuta estos temas?
Porque el acto de cuidar nos pertenece y es tan relevante para nosotros como para la población hacia quien va dirigido el cuidado.
Si lo que buscamos es incrementar la calidad de atención, esto solo es posible de articular con éxito a través de un Colegio que fomente una política consensuada entre los únicos profesionales que conocen los pormenores del cuidado, es decir nosotros, LAS ENFERMERAS Y LOS ENFERMEROS. Porque recibimos la formación específica que trasciende el desarrollo de técnicas o la atención de necesidades básicas alteradas, nuestra visión es integral y humanística; por ese motivo nos sentimos obligados y con la capacidad suficiente para dar una respuesta efectiva a la necesidad de profesionales cada vez más calificados que garanticen un cuidado libre de riesgos.
Los colegios también jerarquizan una profesión, al consolidar el crecimiento colectivo a través de su participación y colaboración con las entidades educativas que nos forman, fomentando nuestra especialización en múltiples áreas, promoviendo la investigación con el fin de lograr la producción de nuevos conocimientos, como viene ocurriendo desde hace décadas con la enfermería de otras regiones.
Otro aspecto tan importante como los anteriormente nombrados es que el colegio funciona como ente regulador, vigilando el cumplimiento de normativas tanto éticas como legales, siempre teniendo como premisa la dignidad de las personas que son objeto de nuestra atención.
Si logramos el colegio tendremos la posibilidad de definir qué sistema de atención de enfermería es el más adecuado para todos los ciudadanos, con el desafío de poder replicar en cada una de las provincias de nuestro país. De esta manera se está contribuyendo al desarrollo de políticas públicas que mejoren la atención de salud gracias al aporte de todos los profesionales del sistema.
La presencia de sedes de esta entidad en los diferentes distritos que componen cada provincia nos permitirá mantener actualizadas las estadísticas con respecto a la conformación del recurso humano de enfermería, utilizando la georreferenciación, permitiéndonos conocer la distribución y adecuación de este recurso, las problemáticas regionales de nuestro colectivo y el diseño de intervenciones que tengan como objetivo la jerarquización de la disciplina.
En cuanto a la población, tendrá la posibilidad de contar con un censo actualizado y permanente de enfermeros en todos sus niveles, para que las personas que requieren de nuestra atención tengan la certeza de que su salud está en manos de profesionales calificados, evitando de este modo el intrusismo profesional que otro tipo de agentes puedan cometer al ejercer nuestras incumbencias y reemplazar nuestro rol sin la correspondiente capacitación.
En cuanto al beneficio de sus integrantes, los colegios tienen la facultad de generar becas, programas de estudio y el desarrollo de especialidades dirigidos al fortalecimiento y actualización de competencias. Es posible, además, la firma de convenios con otras instituciones (obras sociales, prepagas, aseguradoras de salud, entre otras) ofertando servicios de enfermería que amplíen la plaza laboral disponible y la creación de bolsas de trabajo. Los colegios pueden sugerir y gestionar aranceles orientativos para la realización de nuestras prácticas particulares evitando de esta manera el abuso por un lado y la desvalorización de la tarea por el otro.
La existencia de comisiones de cultura o de arte que organizan actividades sociales y de recreación para fomentar la cohesión de grupo y el sentido de la identidad son otras de las alternativas posibles.
Para aquellos profesionales que deben afrontar situaciones de reclamo judicial, acoso laboral o inequidades en su puesto de trabajo, el Colegio es la entidad que puede asesorar y asumir la representación del colegiado. Esta institución puede, además, representarnos para asegurar la transparencia de los concursos de cargos y funciones.
El colegio es la única entidad que puede dar a conocer el aporte específico que enfermería realiza al sistema de salud, al asumir nuestra representación ante la sociedad que desconoce la potencialidad de un recurso humano que tarda años en formarse y perfeccionarse y que en la práctica se encuentra infrautilizada.
Por citar algunos ejemplos, en otros países los enfermeros pueden habilitar un consultorio para el desarrollo de prácticas y asesoramiento para el autocuidado, lideran programas de intervención sanitaria en la comunidad, desempeñan su rol docente en los programas de educación para la salud o en el ámbito escolar y participan del desarrollo de políticas sanitarias en nombre de la entidad colegiada.
Para finalizar, podemos asegurar que tener un Colegio que pueda asumir todas estas funciones nos dará la posibilidad de desarrollar nuestra profesión con la autonomía que nos merecemos, y estamos convencidos de que los beneficiados no serán solo los Enfermeros sino todos los habitantes de nuestra provincia y nuestro país.